La "belleza" que se esculpe con bisturí

Majo Dupre es vedette y trabaja en Buenos Aires. Nació en el departamento de Colonia y allí vivió toda su niñez. Esos años fueron duros. A su entorno le costó aceptar que, aunque era hombre, se sentía una mujer. También tuvo que luchar con la incomodidad de vivir dentro de un cuerpo que le resultaba ajeno. Quizá para apaciguar este dolor, su madre le regalo a los 15 años una cirugía estética que "mejorara" su nariz.

El médico que la operó se convirtió en su gran amor -fueron pareja durante años-. Y ella hoy lo define como su "creador". ¿Por qué? Él fue el artífice de muchas de las 34 operaciones que tiene encima: de mentón, boca, pómulos, nuez, cejas, orejas, párpados, senos, lipoaspiraciones ("me hice cuatro porque era gordita", confiesa), omóplatos y clavícula ("porque tenía una espalda ancha y me achicaron la caja"), se limó las costillas y se "arregló" los glúteos, entre otras cosas. Ahora el cirujano y la paciente ya no están juntos. Él la golpeaba. Sin embargo, demoró mucho tiempo en abandonarlo. "Es difícil dejar a alguien que te dio tu ser. Yo no habría sido nada ni nadie sin él", asegura. Pronto se someterá a su operación número 35: una nueva "corrección" del mentón.

"La belleza para mí es todo. La belleza es trabajo. La belleza es cómo te tratan", sostiene Dupre. Su testimonio fue uno de los que se dieron a conocer la semana pasada en el programa Tabú Latinoamérica, que se emite por la señal de cable National Geographic Internacional. El primer capítulo, titulado "Belleza extrema", presentó este y otros casos de personas que se someten de manera voluntaria a intervenciones quirúrgicas.

El psiquiatra argentino Ricardo Pérez Rivera es uno de los consultados en el documental. En una conferencia telefónica, en la que participó Domingo, el experto señaló que "el modelo -que toman quienes se someten a cirugías estéticas- es el que manejan los medios" y que ya "a partir de los 10 años los niños van observando imágenes, tanto en las muñecas con que juegan, como en los programas de baile que hay en televisión, y de allí toman un patrón".

Trastornos. "Cuando una persona se hace varias cirugías estéticas -más que nada cuando se realiza más de una en la misma área-, lo que hay que tratar es la presencia de un trastorno dismórfico corporal", sostiene Pérez Rivera. Este mal, también llamado dismorfofobia, consiste en imaginarse un defecto. Quien lo tiene busca a partir de las cirugías estéticas solucionarlo, pero esto no es posible, ya que el defecto no se ve, se siente. Uno de los ejemplos que da el psicoanalista es el del fallecido rey del pop, Michael Jackson, que se operó en varias oportunidades la nariz.

¿Pero quién es el responsable de que se llegue a estos extremos? La falta de leyes que limiten las cirugías múltiples hace que estos problemas, a la vista de las modas cada vez más exigentes, crezcan día tras día. "Hay países como Estados Unidos en que los psiquiatras se entrenan en trastornos como el dismórfico corporal, o de personalidad. Y los pacientes no pueden ser intervenidos a menos que tengan el certificado de un psiquiatra".

Pérez Rivera entiende que en América Latina también debe existir una legislación que evite estos riesgos. Y asegura que hoy en día todo depende de los cirujanos. "Lo que pasa es que, como en todas las actividades, hay algunos que tienen ética y otros que no la tienen tanto".

Si bien las mujeres son las que más se someten a este tipo de intervenciones, los hombres que ven en el quirófano la solución a todos sus problemas son cada vez más. "Desde hace 20 años muchos productos masculinos se promocionan con un hombre con el torso desnudo, desde perfumes hasta autos", señala el psiquiatra. Para él, el modelo de belleza que se muestra es irreal, ya que el cuerpo que se ve en esas imágenes está retocado con un software. De todos modos, desde que existen este tipo de publicidades la liposucción abdominal es la cirugía estética que más se realiza en hombres.

Vejez. La actriz y vedette mexicana Lyn May comenzó su carrera artística en un cabaret. Luego su imagen fue en ascenso y realizó una gran cantidad de películas del género denominado como "sexicomedias". También hizo varios desnudos. Pero esto fue ya hace mucho tiempo, en la década de 1970, y hoy, aunque no revela su edad, ya tiene varios años encima. Tampoco dice cuántas cirugías estéticas se hizo, pero confiesa que fueron muchas. "Quería parecerme a Madonna y me hice algunos arreglos en la cara (...) Todos en algún momento nos vamos a poner viejitos, se nos va a caer todo, y vamos a tener que arreglarnos", dice en el documental.

La vejez es uno de los grandes problemas a los que se enfrentan quienes creen que el quirófano es la fuente de la eterna juventud. "Las personas que padezcan trastorno dismórfico corporal -al llegar a una edad avanzada- sufrirán cuadros depresivos, y aparecerá el riesgo de suicidio. La vejez de una persona que ha basado toda su vida en la belleza corporal está siempre acompañada por antidepresivos", concluye Pérez Rivera.