Entrenar solo lo necesario, no todo lo posible
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Entrenar solo lo necesario, no todo lo posible
Hay dos maneras de provocar una adicción o dependencia: la física y la psicológica. Y la mayoría de las sustancias pueden provocarlas.
En esencia, toda adicción se manifiesta mediante tres procesos característicos denominados tolerancia, abstinencia, y dependencia.
La dependencia física se produce porque el cerebro esta biológicamente dotado para adaptarse a cualquier eventualidad o cambio externo o interno. Cuando este es expuesto a una sustancia química procedente del exterior, se adapta a los efectos provocados, modificando el número, la forma, o la sensibilidad de los receptores para esa sustancia. Es así como una pequeña cantidad de esta es capaz de producir un efecto inicial intenso, pero a medida que las células nerviosas se adaptan a su presencia, el efecto inicial gradualmente se atenúa.
Este proceso de adaptación y atenuación, se conoce como “tolerancia,” y es lo que obliga al consumidor a aumentar la cantidad y la frecuencia del consumo para obtener las mismas sensaciones. La tolerancia, por lo tan- to, consiste en un mecanismo de protección cuya función es reducir o controlar la respuesta del cerebro a los efectos de la sustancia, y lograr convivir con ella. El cerebro se adapta tan bien a la presencia de la sustancia que le resulta difícil funcionar con eficacia y normalidad en su ausencia. Si esto se da, se produce una sintomatología muy desagradable conocida como “abstinencia.” Esta aparece después de reducir o eliminar el consumo por completo, tras haberla consumido durante un tiempo prolongado. Es tal la sensación de malestar que se experimenta, que se dificulta el cese del consumo. Esto se debe a que el cerebro tarda un determinado periodo de tiempo en reconfigurar y readaptar su funcionamiento normal en ausencia de la sustancia. La vuelta a la normalidad de tan sofisticado órgano no es inmediata. La abstinencia suele constituir un obstáculo difícil de superar. El proceso adictivo corresponde a un típico condicionamiento de conducta que se produce en tres fases consecutivas. El enganche inicial ocurre cuando la sustancia provoca una sensación de placer en el organismo. El consumo continua por temor a padecer los síntomas desagradables del síndrome de abstinencia. Finalmente, el abandono del uso de la sustancia se dificulta por los recuerdos placenteros iníciales producidos por esta. En tales casos tanto la sensación de relajación física como el placer inducidos por la sustancia son capaces de eclipsar a todas las demás fuentes de satisfacción. A partir de ahí la vida del sujeto queda tristemente enfocada en dos aéreas fundamentales –la obtención y el consumo de la sustancia.
¿Pero qué tiene que ver este tipo de adicción a sustancias psicoactivas con la adicción al ejercicio físico? El paralelismo entre los dos es casi idéntico ya que los tres procesos anteriormente mencionados –tolerancia, abstinencia, y dependencia– se presentan de igual manera pero en relación a la realización de ejercicios físicos. De hecho, el adicto al ejercicio abusa del ejercicio físico como si de una sustancia se tratase. Este tipo de adicción se conoce con el nombre de “vigorexia.” Este es un término comparable a la “anorexia” ya que muchas personas que padecen este trastorno realizan ejercicios físicos en exceso para mantenerse delgadas. En realidad la vigorexia tiene más en común con el trastorno dismorfico corporal que con la anorexia, ya que el trastorno dismorfico corporal se caracteriza por la preocupación acerca de un defecto imaginado en la apariencia física que no se corresponde a características o anormalidades físicas reales, y en el caso de que estas existan, la preocupación es marcadamente excesiva. Las similitudes entre el trastorno dismorfico corporal y el trastorno obsesivo compulsivo han sido comprobadas. Stekel estudio este trastorno y lo situó entre la obsesión y el delirio, con la posibilidad de que la obsesión se transforme en delirio. La vigorexia o disel adicto al ejercicio abusa del ejercicio físico como si de una sustancia se tratase entrenadores que a su vez constituye un refuerzo positivo para continuar con la adicción. Los efectos negativos del exceso de ejercicio suelen permanecer invisibles durante un tiempo y no suelen manifestarse hasta que sufren un sobre entrenamiento fisiológico o lesiones físicas. De hecho, solicitan asistencia médica exclusivamente cuando padecen un insomnio o nerviosismo intenso, y lesiones como esguinces, fracturas por tensión, bursitis, torceduras, tendinitis, etc.
En parte, las causas de esta adicción se pueden explicar considerando la conexión endocrina que existe entre el ejercicio físico y la liberación de sustancias químicas como las beta endorfinas, adrenalina, noradrenalina, dopamina, serotonina, hormonas tiroideas, cortisol, testosterona, estrógenos, leptina, y otras. Un hecho positivo de la vigorexia consiste en que los adictos no suelen abusar de sustancias psicoactivas ya que estas inciden negativamente sobre el rendimiento físico. No obstante existe cierta negatividad porque tienden a abusar de los quemadores de grasas y otros múltiples suplementos dietéticos en mega dosis como anorexigenos, diuréticos, saunas, y purgas para mantener un aspecto físico que ellos erróneamente consideran ideal. Por lo general estas personas son extremadamente difíciles de tratar y la duración del tratamiento es relativamente prolongado.
Al parecer los ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) suelen ser eficaces para controlar la ansiedad, la depresión, las obsesiones, y las compulsiones.
En caso de existir serios trastornos de la auto percepción y/o ideas delirantes se pueden emplear otros medicamentos. Es importante realizar el tratamiento farmacológico conjuntamente con otras terapias. Los entrenadores y monitores son personas clave del tratamiento ya que deben realizar un control detallado y minucioso sobre la periodización de los entrenamientos en términos de volumen, intensidad, y recuperación para permitir una correcta adaptación a la normalidad.
En esencia, toda adicción se manifiesta mediante tres procesos característicos denominados tolerancia, abstinencia, y dependencia.
La dependencia física se produce porque el cerebro esta biológicamente dotado para adaptarse a cualquier eventualidad o cambio externo o interno. Cuando este es expuesto a una sustancia química procedente del exterior, se adapta a los efectos provocados, modificando el número, la forma, o la sensibilidad de los receptores para esa sustancia. Es así como una pequeña cantidad de esta es capaz de producir un efecto inicial intenso, pero a medida que las células nerviosas se adaptan a su presencia, el efecto inicial gradualmente se atenúa.
Este proceso de adaptación y atenuación, se conoce como “tolerancia,” y es lo que obliga al consumidor a aumentar la cantidad y la frecuencia del consumo para obtener las mismas sensaciones. La tolerancia, por lo tan- to, consiste en un mecanismo de protección cuya función es reducir o controlar la respuesta del cerebro a los efectos de la sustancia, y lograr convivir con ella. El cerebro se adapta tan bien a la presencia de la sustancia que le resulta difícil funcionar con eficacia y normalidad en su ausencia. Si esto se da, se produce una sintomatología muy desagradable conocida como “abstinencia.” Esta aparece después de reducir o eliminar el consumo por completo, tras haberla consumido durante un tiempo prolongado. Es tal la sensación de malestar que se experimenta, que se dificulta el cese del consumo. Esto se debe a que el cerebro tarda un determinado periodo de tiempo en reconfigurar y readaptar su funcionamiento normal en ausencia de la sustancia. La vuelta a la normalidad de tan sofisticado órgano no es inmediata. La abstinencia suele constituir un obstáculo difícil de superar. El proceso adictivo corresponde a un típico condicionamiento de conducta que se produce en tres fases consecutivas. El enganche inicial ocurre cuando la sustancia provoca una sensación de placer en el organismo. El consumo continua por temor a padecer los síntomas desagradables del síndrome de abstinencia. Finalmente, el abandono del uso de la sustancia se dificulta por los recuerdos placenteros iníciales producidos por esta. En tales casos tanto la sensación de relajación física como el placer inducidos por la sustancia son capaces de eclipsar a todas las demás fuentes de satisfacción. A partir de ahí la vida del sujeto queda tristemente enfocada en dos aéreas fundamentales –la obtención y el consumo de la sustancia.
¿Pero qué tiene que ver este tipo de adicción a sustancias psicoactivas con la adicción al ejercicio físico? El paralelismo entre los dos es casi idéntico ya que los tres procesos anteriormente mencionados –tolerancia, abstinencia, y dependencia– se presentan de igual manera pero en relación a la realización de ejercicios físicos. De hecho, el adicto al ejercicio abusa del ejercicio físico como si de una sustancia se tratase. Este tipo de adicción se conoce con el nombre de “vigorexia.” Este es un término comparable a la “anorexia” ya que muchas personas que padecen este trastorno realizan ejercicios físicos en exceso para mantenerse delgadas. En realidad la vigorexia tiene más en común con el trastorno dismorfico corporal que con la anorexia, ya que el trastorno dismorfico corporal se caracteriza por la preocupación acerca de un defecto imaginado en la apariencia física que no se corresponde a características o anormalidades físicas reales, y en el caso de que estas existan, la preocupación es marcadamente excesiva. Las similitudes entre el trastorno dismorfico corporal y el trastorno obsesivo compulsivo han sido comprobadas. Stekel estudio este trastorno y lo situó entre la obsesión y el delirio, con la posibilidad de que la obsesión se transforme en delirio. La vigorexia o disel adicto al ejercicio abusa del ejercicio físico como si de una sustancia se tratase entrenadores que a su vez constituye un refuerzo positivo para continuar con la adicción. Los efectos negativos del exceso de ejercicio suelen permanecer invisibles durante un tiempo y no suelen manifestarse hasta que sufren un sobre entrenamiento fisiológico o lesiones físicas. De hecho, solicitan asistencia médica exclusivamente cuando padecen un insomnio o nerviosismo intenso, y lesiones como esguinces, fracturas por tensión, bursitis, torceduras, tendinitis, etc.
En parte, las causas de esta adicción se pueden explicar considerando la conexión endocrina que existe entre el ejercicio físico y la liberación de sustancias químicas como las beta endorfinas, adrenalina, noradrenalina, dopamina, serotonina, hormonas tiroideas, cortisol, testosterona, estrógenos, leptina, y otras. Un hecho positivo de la vigorexia consiste en que los adictos no suelen abusar de sustancias psicoactivas ya que estas inciden negativamente sobre el rendimiento físico. No obstante existe cierta negatividad porque tienden a abusar de los quemadores de grasas y otros múltiples suplementos dietéticos en mega dosis como anorexigenos, diuréticos, saunas, y purgas para mantener un aspecto físico que ellos erróneamente consideran ideal. Por lo general estas personas son extremadamente difíciles de tratar y la duración del tratamiento es relativamente prolongado.
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