Cirugías que desfiguran

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El abuso de los tratamientos estéticos puede cambiar la vida de una persona. Hombres y mujeres acuden al bisturí con un desorden psiquiátrico que pocas conocen.

El trastorno dismórfico corporal, conocido como TDC, consiste en una preocupación excesiva y obsesiva por algún defecto físico y corporal, ya sea real o imaginario. Este síndrome afecta al 5% de la población mundial, y aunque no todos lo padecen, terminan sometiéndose a una o más cirugías, según la Sociedad Americana de Cirugía Estética (ASAPS). Si alguien entre los 20 y 30 años se ha practicado más de 6 o 7 operaciones estéticas, y manifiesta claramente su deseo, es una señal de alarma.

Aunque cirujanos y médicos no están muy familiarizados con el tema, cada vez le dan más seriedad ya que después de cierto número de cirugías pueden ser demandados por sus pacientes si no quedan conformes con los resultados.

En los últimos años, noticias de personas desfiguradas por esta obsesión con su aspecto físico han aterrorizado a los fanáticos del bisturí.

Kristina Rai, de 22 años, se inyectó 100 dosis de silicona en sus labios para quedar como Jesica Rabbit, una legendaria chica sexy de los dibujitos. “Me parecen fantásticos, me encantan los enormes labios de Jessica Rabbit. Ella era mi modelo de la mujer perfecta", dijo, según publica el diario The Sun.


Hang Mioku, una coreana de 48 años, no puede reconocerla cuando la miran a la cara, ni siquiera sus padres. Se hizo su primera cirugía plástica cuando tenía 28 años, y se realizó decenas de operaciones, principalmente en su rostro. Tras múltiples cirugías, su cara quedó desfigurada, pero ni siquiera entonces pudo parar. Encontró a un cirujano que accedió a administrarle inyecciones de silicona, sino que le proporcionó una jeringa especial y silicona para que ella misma se la administrase. Cuando este material se terminó, Mioku comenzó a inyectarse aceite de cocina, lo que provocó que su rostro se desfigurara de manera grotesca.

Una mujer de 54 años, en California, se inyectó silicona líquida en sus labios y pómulos. Tras visitar un cirujano plástico, compró por internet la silicona por 10dólares y se la inyectó ella misma. "Insensata. No puedo creer lo que hice", cuenta, "Pensé que estaría contenta con el resultado, pero al día siguiente de hacerlo, mi cara empezó a inflamarse, estaba muy roja e hinchada", explica la mujer.


Todas las mujeres debieron ser sometidas a tratamiento psiquiátrico, al igual que tratamientos médicos para reparar el daño en las regiones en las que la cirugía estética tuvo mayores perjuicios en su cuerpo y en su salud.

Redacción: Estefanía Escobar S.- Revista Gobierno













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